El implante coclear representa uno de los dispositivos médicos con mayor impacto en la calidad de vida de las personas. Fue creado para devolver la audición de forma artificial a las personas que sufren una pérdida auditiva de severa a profunda. La OMS informa de que alrededor del 5% de la población mundial (466 millones de personas) sufre problemas auditivos graves, lo que implica que muchas personas pueden beneficiarse de esta tecnología [1].

Su estructura está formada por unidades externas e internas que funcionan como un todo, capaces de captar, procesar y transmitir el sonido del exterior al cerebro mediante la estimulación eléctrica aplicada a las neuronas. En concreto, su unidad externa contiene micrófonos, batería y un procesador integrado en una única carcasa visible, que se lleva detrás del pabellón auricular; y la unidad interna contiene un mini procesador conectado a un conjunto de electrodos conductores de corriente con forma de pequeño tubo, que se implanta quirúrgicamente en el interior del órgano de la cóclea. En la actualidad, este dispositivo ofrece la percepción del habla desde el nivel del silencio hasta una magnitud normal. Sin embargo, existen limitaciones en la apreciación de la música, no se percibe claramente el habla en entornos ruidosos y la localización espacial del sonido es deficiente. Además, los usuarios prefieren un dispositivo más pequeño y discreto, es decir, sin elementos vestibles y visibles.

El futuro del implante coclear pretende superar estas limitaciones, proporcionando una audición del habla comparable a la normal. Además, urge ofrecer un dispositivo de bajo coste y alta calidad, ya que su elevado precio limita el acceso masivo en poblaciones de bajos ingresos. Como respuesta, la ciencia está explorando soluciones cuya viabilidad se está evaluando progresivamente. En cuanto al procesamiento de la señal de audio, la tendencia es aplicar técnicas que eviten el disparo sincronizado de electrodos adyacentes, minimizando el solapamiento de corrientes que provoca una mala discriminación del habla.

Para mejorar la percepción de la música y la localización del sonido, algunos investigadores se plantean maximizar las estructuras finas de información e imitar el funcionamiento natural de la cóclea. Para ahorrar batería y proteger las estructuras de la cóclea, se propone un pequeño tubo pre-curvado (array) para colocar los electrodos cerca de las neuronas auditivas. Como alternativa, se ha propuesto la estimulación por vía óptica, es decir, que las neuronas se disparen por medio de la luz en lugar de la corriente eléctrica. Otro aspecto es evitar dañar las estructuras de la cóclea durante la cirugía. Es decir, mientras el médico introduce el implante, se produce un traumatismo por el fuerte contacto de la guía de electrodos con las paredes de la cóclea [2]. Para minimizarlo, la ciencia propone robots que garantizan una inserción suave. Estos y otros avances están disponibles y en proceso. Pronto, la ciencia ofrecerá implantes cocleares más potentes, comparables a las funcionalidades del oído humano.

Referencias:

[1] Organización Mundial de la Salud (OMS). 2019. Fact sheet de sordera y pérdida de audición [Consultado el 1 de mayo de 2020] Disponible en: https://www.who.int/en/news-room/fact-sheets/detail/deafness-and-hearing-loss

[2] Mitchell-Innes A, Saeed SR, Irving R. The Future of Cochlear Implant Design. Adv Otorhinolaryngol. 2018;81:105-113. doi: 10.1159/000485540. Epub 2018 abr 6. PMID: 29794452.

Leonardo Pérez
Responsable de BI/BA y big data en el IMEXHS
[email protected]

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